jueves, 26 de agosto de 2010
CONCIENCIA, DIOS Y REVOLUCION
Publicado en el Diario La Mañana el día 17/09/09
Afortunadamente, parece estar resurgiendo de nuevo en nuestro país el sentido de pertenencia, que desde hace algún tiempo parecía estar perdido en los venezolanos, y que habíamos dejado en manos de los dioses que nos han gobernado en los últimos tiempos, con las insoslayables consecuencias que estamos viviendo.
Me atrevería a decir que hemos perdido la esencia de nuestro ser, como un barco a la deriva, no sabemos ni quienes somos, ni a donde vamos, cayendo en el juego social de quien se erige como en una especie de Poseidón para articular a su antojo la ruta de 24 millones de barcos, directo hacia un atolladero y con la única bandera que la divinidad nos permite, la del Socialismo de no sé que siglo.
Me pregunto, ¿es caso esta revolución la que queremos?, ¿o será que aún no estamos en la capacidad de decidir y tengamos que aceptar vivir en algo en lo que nuestro corazón no esta puesto?,¿ y seguir inevitablemente en la desdicha, en el dolor y en la confusión?.
Las consecuencias de semejante visión y manejo de vida, tan ciegas, son por demás evidentes y deplorables, tal como se nos reflejan en la clase de sociedad en que vivimos.
No hay duda que urge una trasmutación social, pero no de manos de un guerrillero que juega a héroe combativo con trasfondo belicoso. El modelo militar de guerrillero – héroe que trata de imponer el orden por medio la violencia nunca ha funcionado para evolucionar como conciencia ni como humanidad.
La única revolución importante y trascendente está en el cambio interno. Todas las demás “soluciones” son irrelevantes. El conflicto y dolor humano no pueden terminar por la reordenación de una frontera o por nominar como “independiente” a un país –otra simple ilusión social- ni tampoco reorganizando los valores económicos o imponiendo una nueva ideología psicológica, filosófica o religiosa: todo esto ya lo hemos probado por múltiples vías durante siglos, pero el sufrimiento humano continúa perpetuándose.
Pero volviendo al concepto de omnipotencia del ser, no necesitamos estar buscando deidades en otras personas, para subsanar nuestras penurias y no sentirnos alejados de la mano de dios, si queremos vivir de una manera mas constructiva y ecológica debemos reconocer y personificar al reino espiritual en el interior de cada uno de nosotros, es la única forma de conocer y vivir bajo los lineamientos del dios verdadero.
Pero las cosas parecen complicarse cuando nos identificamos y somos nacionalistas, o pertenecemos a un partido político, una religión organizada, a una escuela de pensamiento…en estos casos inevitablemente nos dividimos: mi iglesia y tu iglesia, mi partido político y tu partido político, mi escuela de pensamiento y tu escuela de pensamiento, etcétera.
Mediante este proceso de identificación ya no somos seres humanos sino miembros de una secta o fervientes defensores de un sistema: este es el proceso que justamente nos está destruyendo a los seres humanos y llevando a la catástrofe a nuestro país y al planeta que habitamos.
Los individuos tenemos entonces que volver los ojos hacia la misión de nuestra existencia, no hacia la burda competencia cotidiana, sabiendo cuales han sido las metáforas sociales que han contribuido a construir nuestra realidad actual. Entenderíamos entonces lo banal de los juegos sociales por el poder, y que la empresa que más vale la pena, es la búsqueda interna, para encontrar aquello que ya poseemos y no hemos sabido capitalizar
Lic. Jorge olivares
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