jueves, 23 de junio de 2011

BANDALISMO CON CUARTEL


Por estas calles de Venezuela no solo anda suelto el malandraje que día a día azota sin cuartel a todos los venezolanos sin distinguir razas ni credos, porque aunque la gente que aún con posibilidades económicas también son víctimas de la delincuencia, estos de alguna manera se encuentran un poco más protegidos y seguros que aquellos que tienen que lanzarse a píe a la cotidianidad del robo de celulares, atracos, secuestros express, violaciones y a la cuenta de los 60 o 70 muertos todos los fines de semana.
Pero es que los índices delictivos que colocan a nuestro país como uno de los más peligrosos de América Latina y del mundo no provienen solamente del hampa común, que dicho sea de paso, es una responsabilidad absoluta del Estado por la falta de políticas orientadas a resolver, o al menos a detener este problema, sino que provienen del mismísimo Estado.
Un Estado forajido donde el vandalismo más aberrante se refugia en los cuarteles donde están los gaznápiros militares borregos de este régimen, desde donde se han fraguado guisos que van desde el famoso pero ya olvidado Plan Bolívar 2000, hasta los contenedores de pudreval, pasando por las famosas denuncias de Makled y los militares denunciados por narcotráfico y tráfico de armas a las FARC.
El otro bando, o mejor dicho la otra banda de delincuentes también tienen cuarteles; la Asamblea Nacional, donde se justifican y se taparea cuanta maraña hay en este gobierno, sin tomar en cuenta los shows mediáticos para vanagloriar el gran desastre que vive el país, el peor en los últimos 60 años y los homenajes realizados a criminales y delincuentes como Marulanda y Muamar Gadafi a quien se le otorgó nada más y nada menos que el Collar de la Orden del Libertador y una réplica de la espada de Bolívar.


La contraloría General de la República donde el insigne desaparecido, salvado de la justicia terrenal por la mano del creador, solo se dedicó a inhabilitar a opositores del régimen para que éste pueda mantener el control de todas las fechorías cometidas por el mismo.
La Fiscalía General de la República cómplice irrestricta de todos los desafueros de esta mal llamada revolución y que ineludiblemente quienes la han representado tendrán que dar respuestas al país el día que esta pesadilla se acabe, al igual que la Defensoría del Pueblo que hasta ahora nadie sabe para qué fue creada salvo por las contadas veces que sus titulares, de la manera más desvergonzada, han permitido las violaciones a los derechos más elementales de los ciudadanos.
Ni hablar de PDVSA y Rafael Ramírez, protagonista de los intocables y Jefe de la banda los “Nigerianos de Suramérica”, que en la jerga petrolera en el mundo es la peor referencia que se pueda dar a personas dedicadas a hacer los negocios más turbios jamás vistos en la historia de las grandes estafas petroleras.
Hay quienes aseguran que en la otrora gallinita de los huevos de oro, con el robustecimiento de la impunidad y la ausencia de una contraloría, se ha creado un caos, que ha fortalecido lo que en el argot de los brokers se identifica como un "fake bid" (la certificación de la trampa, o contratos falsos), dando rienda suelta a grandes negocios como los del cabotaje de los buques petroleros o mejor conocida como “prima por riesgo extraordinario” , contratos sin licitaciones y las compras de productos y equipos de alto calibre, con sobreprecios que dejan a los forajidos incalculables sumas de dinero, mientras el barco se hunde y nadie hace nada por evitarlo.
Casos como los de pudreval donde el robo a la nación fue por más de 2000 millones de dólares, el negocio de maletines, el de las 10.000 viviendas Iraníes, el de la entrega de petróleo a Cuba y a otros países en términos no comerciales, por razones estrictamente ideológicas y de estrategia política; el caso del fondo de pensiones de los trabajadores jubilados, la entrega de la faja petrolífera del Orinoco a empresas de Cuba, China, Bielorrusia, Irán, Vietnam, Uruguay y otros países sin tradición petrolera, solo representan algunas de las atrocidades de la política petrolera Chavista que le ha costado a la nación más de mil millones de millones de dólares en los últimos 12 años, representando un verdadero crimen para la nación.
La crisis eléctrica nacional cuya responsabilidad señala al mismo Zar de la revolución, es evidencia de la política de destrucción Chavista, más de 3.000 millones de dólares en gastos de emergencia, de los cuales 1.300 millones se suman a la gran deuda que este gobierno se ha empeñado en colocar sobre los 140 mil millones de dólares.
Es entonces mi amigo lector como los vándalos de este régimen se encuartelan en los fuertes, en las instituciones, en las sedes de los grandes poderes públicos, en los ministerios, desde donde se entretejen complicidades para planear y ejecutar los grandes zarpazos al erario nacional, en detrimento de un pueblo que sufre las grandes calamidades y paga hasta con la muerte en las calles por la ineficiencia y la corruptela mafiosa de Chávez y sus acólitos.
Quizás Dios no me dé vida para ver otra vez florecer a mi país, tarea por demás difícil, pero como dijo Diego Arria “Chávez, te espero en La Haya”, espero que si me alcance para verlos a todos, en cadena nacional, sentados en ese banquillo.

Jorge Olivares Acosta
C.I: 5.603.180
CNP. 5.953

lunes, 13 de junio de 2011

FELIZ DIA DEL TRABAJADOR



Ingratamente sorprendido quedé este pasado domingo cuando inesperadamente comencé a recibir una inmensa cantidad de mensajes de felicitación por el día del trabajador, lo cual me pareció verdaderamente irónico, porque jamás la clase trabajadora en este país había estado tan golpeada y tan humillada como en estos momentos en que paradójicamente el gobierno del presidente Chávez ha manejado los recursos más astronómicos que gobierno alguno haya tenido.
Y es que sólo hay que encender el televisor para darse cuenta que aproximadamente 6 de cada 10 noticias tienen que ver con trabajadores reclamando salarios justos, reivindicaciones, deudas acumuladas, despidos injustos, maltratos por parte de las fuerzas públicas bolivarianas por ejercer el derecho a la protesta, persecución de trabajadores de la economía informal y hasta sicariato y encarcelamiento de dirigentes sindicales.
Entonces yo me pregunto si realmente hay un motivo para celebrar o sentirse feliz por estarse conmemorando un día como este en el que la gran mayoría de los trabajadores venezolanos deben estar experimentando sentimientos de frustración y rabia.
Este gobierno que se hace llamar “Obrerista”, lo único que ha hecho es dejar en la calle a miles de trabajadores por el solo hecho de no comulgar con los caprichos del Dios supremo de la revolución, que no obedecen en nada a claros fundamentos ideológicos.
Botaron a más de 20 mil trabajadores de PDVSA, dejaron en la calle a cientos de miles de trabajadores pertenecientes a contratistas y empresas expropiadas y posteriormente quebradas. Cada día se suman más empresas a las cientos que han tenido que cerrar sus puertas por acoso y políticas públicas claramente orientadas a acabar con la iniciativa privada, sin ver que a quien realmente hacen daño es a la cantidad de trabajadores que se quedado sin el sustento de sus hogares.
Los salarios de hambre de profesores universitarios, médicos, trabajadores de la administración pública en general, enfermeros y enfermeras que tras una huelga de hambre de más de 35 días, tuvieron que hasta coserse los labios para lograr que se escuchara su clamor por un salario “justo”, es otra clara evidencia del irrespeto y el desprecio que siente este gobierno por la clase trabajadora.
No se discuten contratos colectivos, no existe una política de seguridad social y como si fuera poco tenemos 12 años esperando que los muy ocupados representantes del pueblo en nuestra gloriosa Asamblea Nacional, discutan y aprueben la tan esperada ley del trabajo.
Todo esto sin contar con las amenazas a los trabajadores de la administración pública para obligarlos a que pasen a formar parte de las filas del PSUV y de asistir como borregos a cuanta marcha se les ocurre para reivindicar al omnipotente líder de este gran desastre, so pena de perder sus puestos de trabajo.
Qué pena me da ver la concentración roja rojita que respalda y celebra no se qué en este día, porque en vez de estar al menos descansando, muchos y muchas, sin temor a equivocarme deben estar obligados como hace algunos años a este humilde servidor con una bronquitis a cuestas y ante una convocatoria a una marcha me dijeron “agarra tu gripe, la metes en una maleta y te largas pa´ la marcha”, cosa por supuesto que no hice, lo cual me costó todavía formar parte de la estadística del 8,6 por ciento (según el INE) de desempleados que hay en este país.


Jorge Olivares Acosta