No puede ser más certera esta frase para describir el poder y la magia del verbo, y el verbo es solo el resultado de todo un proceso neurolingüístico, quizás digerible para algunos o extremadamente complejo para otros, pero que ineludiblemente forma parte de nuestras vidas. Sentirnos físicamente bien, ser felices, amar o sentirnos amados, genera en nosotros estados potenciadores, pero si por el contrario nos sentimos enfermos, deprimidos, infelices, angustiados, podemos ser presa de un estado que nos paraliza.
Todo esto depende de cómo cada uno de nosotros procese la realidad de nuestras vidas, de los mapas, de nuestra historia personal, de la manera como percibimos y como codificamos y el resultado no será otro que un estado potenciador o paralizante. Los seres humanos permanentemente nos comunicamos, es imposible no hacerlo, aun después de muertos, porque si alguien mira una foto o simplemente lo invade el recuerdo de un familiar fallecido, esto generará como estímulo, una respuesta conductual y fisiológica. Esto es comunicación. Así mismo, nuestro cuerpo, está compuesto por 200 quintillones de células, cada una con su correspondiente citoplasma y su núcleo y cada una de estas células son circuitos resonadores que obedecen y determinan sus reacciones a través del pensamiento o lo que es igual, nuestras representaciones internas. Cada uno de los seres humanos tenemos una forma única de percibir la realidad. Así como las huellas dactilares son únicas en cada individuo, su manera de percibir el mundo es única, y es por ello que podríamos entonces decir que existen tantos mundos como seres humanos.
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sábado, 18 de julio de 2009
Trascender a través del verbo
Mente y Cuerpo
“Lo que entra por la boca del hombre no es lo que le hace impuro. Al contrario, lo que hace impuro al hombre es lo que sale de su boca.”
Mateo 15: 11
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